Mi Opinión: El Uno Para El Otro - Sophie Saint Rose

Excelente novela, da gusto leer cuando escribe así Sophie Saint Rose.

Empezó con mucho sentido del humor, trágico en sobre manera y con mucha acción.

Una novela muy divertida, amena y entretenida. Me reí mucho a ratos es hilarante. El desarrollo impecable y definitivamente recomendado, se lee superrápido, de tantos sucesos que tiene la historia, se podría decir que es una novela movida, ja, ja, ja.

En esta historia nos encontraremos con una protagonista valiente, divertida y con malas pulgas, no aguanta estupideces de nadie.

Él es paciente, valiente, protector, un pin tránsfuga, mafioso, mentiroso a ratos - bueno varios ratos —, furtivo y otras acepciones de este tipo. Lo importante es que sabe lo que hace la mayoría del tiempo y cuando no ella lo sabe, ja, ja, ja.

Ella es una empleada bancaria, en una sede que al estar tan bien ubicada en New York la asaltan como malos de la cabeza, o sea tan frecuente que llega a ser de locura. Ella lamentablemente necesita el trabajo; con una madre y una hermana a su cargo, no está para estar desempleada.

Hasta que sale todo mal y es ahí cuando hace su gran aparición él; Durko Petterson. Contra todo juicio, Noeleen cae en sus redes, pese a saber que él nunca estará ahí con ella. Pero un gusto no le hace mal a nadie, ese fue el pensamiento que la lleva a tener de un momento a otro su vida hecha un desastre. La intriga entra en su vida junto con la violencia, la acción, el suspenso y el miedo se asienta en su casa a sus anchas.

Quien dijo que el amor es fácil y más cuando uno de ellos no es quien dice ser. Una aventura tras otra es esta novela, un sobresalto más grande que el anterior. Lo único impensable es que todos salgan vivos de esto.

El final me gusto y el epílogo también. Es una historia y una novela para tener una buena lectura, como dije movida, pero buena.

Nos estamos leyendo en mi siguiente lectura y reseña.

 
Por HS

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Sinopsis:

Noeleen trabaja en la sucursal bancaria que más atracan de todo Manhattan y para qué negarlo, no se acostumbraría nunca a pasar por ese trago. Ya le decía su madre que tenía que buscarse otra cosa… Mira que se lo decía, pero ella nada, que no le hacía caso. Y claro, en algún momento se tenía que poner la cosa muy fea.

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